Hace ahora un año, por un mal gesto y un principio de osteoporosis, se me rompieron tres vértebras dorsales. Empezó un calvario, dolor continuo e incapacitante para andar, hacer cualquier tarea cotidiana e incluso inmovilizarme en cama. Tras 6 meses de antiinflamatorios y fuertes calmantes con un diagnóstico médico que ni siquiera se podía operar decidí probar alguna terapia y así caí en manos de Amparo.
Fue mi salvación, con su tratamiento y recomendaciones he conseguido volver a caminar sin miedo al dolor, he vuelto a dormir en mi cama después de haber estado durmiendo 6 meses sentada en el sofá… y aunque sé que mi camino es largo y continuo la mejoría me anima a seguir. ¡Gracias, Amparo!